Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia.
Esta Ley ha supuesto una evolución en la atención a la dependencia, y en nuestro caso a la atención de personas con Alzheimer, las cuales experimentan una falta o pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual que les lleva a la necesidad de asistencia o ayuda a fin de realizar los actos corrientes de la vida diaria.
A través de esta Ley las personas afectadas por esta enfermedad pueden beneficiarse de una serie de recursos asignados según sus necesidades que permite una mayor calidad de vida tanto para los enfermos como para sus familias.
Para nuestro tema es importante la aplicación de esta política ya que reconoce a las personas con Alzheimer como personas dependientes y de ahí con pleno derecho a recibir ayuda institucional.
Otro de los marcos teóricos de nuestra investigación sería el estudio del estado de bienestar de Gösta Esping-Andersen.
En su artículo “Un Estado de Bienestar para el Siglo XXI” habla del debate de cómo construir un Estado de Bienestar y que no suele dar resultados por tres razones: una, el GESTALT, se pierde el norte cuando empieza a contemplarse la posibilidad de llevar a cabo reformas en las pensiones, subsidios de desempleo o servicio se ayuda a domicilio para los ancianos; una segunda, los marcos de reforma global a menudo son más ideológicos que aplicables; y por último, porque la principal prioridad es contener los gastos.
Para él, el modelo de estado de bienestar serían prioridades de política concretas: potenciar la capacidad de las madres para armonizar el trabajo con los hijos; alentar a los trabajadores mayores a retrasar su jubilación; socializar el coste de los hijos básicamente priorizando las inversiones en los niños y jóvenes; redefinir el reparto del trabajo y el ocio a lo largo del ciclo vital; y, redefinir el concepto de igualdad y de derechos sociales básicos en tanto que garantías de las oportunidades de vida. Mayor énfasis en la protección de familias jóvenes y en la prestación de servicios a las familias.
Propone la armonización del estado de bienestar y los mercados laborales, ya que el modelo de unidad familiar está desapareciendo rápidamente. Las familias monoparentales corren peligro. La estrategia ms persuasiva que beneficia a todas las partes es encauzar los recursos hacia las familias con hijos, si lo que pretendemos es mantener nuestras obligaciones de bienestar a largo plazo para con los ancianos a la vez que combatimos de modo efectivo la exclusión social. Carece de importancia si la externalización del cuidado familiar se encuentra en el mercado o es directamente proporcionado por organismos públicos, mientras se garanticen unos ciertos niveles y su asequibilidad.
Otro de los puntos es garantizar las oportunidades antes que la igualdad, un ejemplo de esto sería: “cuanto mayor sea la inversión en recursos sociales para los niños, mayor será a recompensa posterior en cuanto a capacidades y reajuste de aprendizaje y menor será el coste de compensar a los perdedores”.
Todas estas proposiciones están en relación con nuestra investigación ya que incluye en sus principales temas la conciliación de la mujer con el trabajo, la exclusión de ésta, la inversión en políticas sociales.
Siguiendo con Gösta Esping-Andersen, podríamos mencionar su libro “Los tres mundos del Estado de Bienestar” donde refleja los tres modelos de estado de bienestar: “liberal”, “conservador-corporativista” y “socialdemócrata”. Donde el régimen liberal acepta básicamente los resultados del mercado, el conservador-corporativista hace intervenir al Estado en el mantenimiento de las diferencias de estatus social y de clase y fortaleciendo los lazos familiares y en el estado de bienestar socialdemócrata universalizando los derechos sociales a través de la desmercantilización, abriendo el camino hacia la ciudadanía social individual socializando parte de los costes familiares.
En otro libro “Fundamentos sociales de las economías postindustriales”, analiza el riesgo social de la familia, estado y mercado desde la clase, la trayectoria vital y la intergeneracional.
Arlie Russell Hochschild, una socióloga feminista en su libro “La mercantilización de la vida íntima”, propone nuevos modos de mirar la vida familiar, el amor, el género, el espacio de trabajo y las transacciones de mercado. Se puede resumir en: “a medida que la familia “artesanal” se transforma en una familia postindustrial, las tareas que antes se llevaban a cabo en el interior del núcleo familiar se confían cada vez más a especialistas externos: cuidadores de niños y de personas mayores, enfermeros, profesores de colonias de verano, psicólogos y animadores de fiestas de cumpleaños. Así, producimos menos cuidado familiar pero lo consumimos más. El amor y el cuidado, cimientos de la vida social, suscitan hoy verdadero desconcierto.”
Describe cuatro modelos básicos de familia: el “modelo tradicional” donde el marido trabaja fuera de casa y la mujer dentro, cuidando de la casa y los hijos; el “modelo posmoderno”, el que minimiza el valor del cuidado y reprime su necesidad; el “modelo moderno-frío”, consiste en institucionalizar las formas de cuidado humano; y el “modelo moderno-cálido”, se valora el hogar en cuanto tal, se aprecia la dimensión de cuidado de sus tareas y se reconoce el legítimo interés de muchas mujeres por trabajar fuera del hogar, no sólo por necesidad sino por vocación y por inquietud cultural, y también se reconoce la aportación femenina en todos los ámbitos profesionales.
Estos planteamientos que se hacen en el libro son importantes para nuestro trabajo ya que se expone de manera muy clara el papel de la mujer en la economía doméstica y en el sistema de mercado. Y para nosotros es fundamental tener conocimientos sobre este tema ya que en la enfermedad del Alzheimer la personas que dedican su tiempo a los cuidados y éstos afectan a su vida cotidiana es a las mujeres de la familia, en la mayoría de los casos. Por lo que es interesante saber la problemática que conlleva y los efectos que produce tanto a nivel de sentimientos, de cargas familiares, de conciliación de la vida laboral…
José Felix Tezanos, en su libro “La sociedad dividida” trata el tema de la exclusión. Dice que la desigualdad es una “regresión social” porque, al observarse como una tendencia creciente en los últimos años, rompe con la “lógica integradora e igualitaria” que caracterizó el período del Estado de bienestar en la segunda parte del siglo XX. Este término lo utiliza para referirse a todas aquellas personas que, de alguna manera, se encuentran fuera de las oportunidades vitales que definen “las conquistas de una ciudadanía social plena en los horizontes de finales del siglo XX.” En tal sentido, señala que es un concepto negativo al significar carencias, opuesto a inclusión. Esto nos remite a la dualidad de la sociedad en términos de “los incluidos” y los “excluidos”. Además de la crisis del Estado de Bienestar, iniciada en los años setentas del siglo pasado, Tezanos atribuye la exclusión a otros fenómenos relacionados con los avances tecnológicos.
Presenta tres tipos de exclusión:
- la exclusión cultural.
- la exclusión económica.
- la exclusión social.
A partir de estas ideas podemos visualizar el riesgo que corren las personas mayores, y dentro de estas las que padecen Alzheimer, las cuales se encuentran en una situación de debilidad, indefensión y discriminación. Importante también que estamos ante una nueva sociedad de la información donde las personas mayores acceden de una manera más limitada.
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